domingo, 9 de diciembre de 2012

Baño de otoño




Por fin. Después de un año entero esperando despertarnos con una llovida de esas laguneras de verdad y disfrutarla metidos en la cama, sin tener que salir corriendo a la calle -como teníamos que hacer durante nuestros cuarenta años de vida laboral-, llegó un otoño de los de verdad y hemos tenido varias mañanas de esas soñadas durante muchos meses: escuchando la lluvia desde la cama.






Y aunque todavía seguimos disfrutando de baños en el mar, decidimos hacer una pausa para sumergirnos de lleno en este precioso otoño de posma, musgo, chubascos y humedad.







Así que una mañana nos metimos en el monte -bien abrigados, bien acompañados y bien equipados- a coger setas. El monte nos recibió con una preciosa y mullida alfombra de pinocha y hojas que ocultaba setas de muchos tipos. Y el bosque, húmedo y neblinoso, nos ofreció su extensa gama de verdes, marrones, ocres y morados.




La cesta se fue llenando de níscalos y boletos que los expertos nos enseñaron a reconocer durante el paseo. Subimos y bajamos laderas, recorrimos barranquillos apartando ramas y sorteando troncos y compartimos allí mismo una comida campestre para reponer fuerzas y dar otra batida en las primeras horas de la tarde. 







Cuando hubo suficiente nos refugiamos al calor del fuego de la preciosa casa de los amigos y preparamos la mesa para la cena. Hablamos, reímos, cantamos, cocinamos, comimos y bebimos y ya tarde nos recogimos en casa, nos dimos una ducha caliente y, metidos en la cama oyendo llover de nuevo, compartimos las sensaciones de nuestro maravilloso primer baño de otoño. 



2 comentarios:

  1. Qué maravilla sentir el paso de las estaciones. Algo a lo que los canarios no estamos muy acostumbrados y que, sin embargo, vamos notando cada vez más, sobre todo si vivimos en el campo. Bienvenida sea la lluvia y el frío y los troncos en la chimenea. Y, por supuesto, las setas, las castañas, las mandarinas... que nos dicen que otro tiempo ha llegado. A disfrutarlo.

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  2. ¡Qué gustazo, Lolina, y qué bien transmites lo que habéis disfrutado! Envidia amistosa, la que siento, pero las limitaciones físicas que ya una tiene, no me permiten hacer algo parecido. Estoy aprendiendo a vivir estas experiencias, a través de los amigos que lo cuentan tan bien como tú lo haces. Enhorabuena, y a seguir así...

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