Por fin. Después de un año entero esperando despertarnos con una llovida de esas laguneras de verdad y disfrutarla metidos en la cama, sin tener que salir corriendo a la calle -como teníamos que hacer durante nuestros cuarenta años de vida laboral-, llegó un otoño de los de verdad y hemos tenido varias mañanas de esas soñadas durante muchos meses: escuchando la lluvia desde la cama.
Y aunque todavía seguimos disfrutando de
baños en el mar, decidimos hacer una pausa para sumergirnos de lleno en este precioso otoño de posma,
musgo, chubascos y humedad.
Así que una mañana nos metimos en el monte -bien abrigados, bien acompañados y bien equipados- a coger setas. El monte nos recibió con una preciosa y mullida alfombra de pinocha y hojas que ocultaba setas de muchos tipos. Y el bosque, húmedo y neblinoso, nos ofreció su extensa gama de verdes, marrones, ocres y morados.
La cesta se fue llenando de níscalos y boletos que los expertos nos enseñaron a reconocer durante el paseo. Subimos y bajamos laderas, recorrimos barranquillos apartando ramas y sorteando troncos y compartimos allí mismo una comida campestre para reponer fuerzas y dar otra batida en las primeras horas de la tarde.
Cuando hubo suficiente nos refugiamos al calor del fuego de la preciosa casa de los amigos y preparamos la mesa para la cena. Hablamos, reímos, cantamos, cocinamos, comimos y bebimos y ya tarde nos recogimos en casa, nos dimos una ducha caliente y, metidos en la cama oyendo llover de nuevo, compartimos las sensaciones de nuestro maravilloso primer baño de otoño.
Qué maravilla sentir el paso de las estaciones. Algo a lo que los canarios no estamos muy acostumbrados y que, sin embargo, vamos notando cada vez más, sobre todo si vivimos en el campo. Bienvenida sea la lluvia y el frío y los troncos en la chimenea. Y, por supuesto, las setas, las castañas, las mandarinas... que nos dicen que otro tiempo ha llegado. A disfrutarlo.
ResponderEliminar¡Qué gustazo, Lolina, y qué bien transmites lo que habéis disfrutado! Envidia amistosa, la que siento, pero las limitaciones físicas que ya una tiene, no me permiten hacer algo parecido. Estoy aprendiendo a vivir estas experiencias, a través de los amigos que lo cuentan tan bien como tú lo haces. Enhorabuena, y a seguir así...
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